Lograr que nuestro país pueda contar con la vacuna contra el COVID-19 e iniciar la más pronto posible la vacunación de la población, es una prioridad del Estado peruano. Por ello, desde hace varios meses el Ministerio de Relaciones Exteriores, en coordinación con otros ministerios, ha encabezado las negociaciones que el Perú viene llevando a cabo para acceder a las tan esperadas vacunas. Cierto es que, no estamos frente a una simple compra-venta, pues la mayor parte de las vacunas aún se encuentran en fase de investigación, pero es necesario contar con acuerdos con los principales laboratorios que están liderando el proceso. 

El ex canciller Mario López Chávarri habría señalado que se estaba negociando con doce laboratorios, de los cuales ocho estaban en fase avanzada (Gestión 05/09/2020). Lamentablemente, hoy sabemos que hasta el supuesto acuerdo con Pfizer, es solo una carta de intención y que no existe nada concluido. Al ser uno de los países más afectados por la pandemia en el mundo, muchos hubiésemos esperado que el Perú fuese uno de los primeros destinos de las vacunas, pero parece que no va a ser así. Los países están demostrando, al igual que sucedió al inicio de la pandemia con el material sanitario, que existe una competencia voraz por las vacunas, y que los países desarrollados, por obvias razones económicas, llevan la delantera.

La Cancillería es consciente que la cooperación a nivel internacional es fundamental en este contexto, para lograr resultados más efectivos. Se hace necesario acercarnos a otros países y buscar propuestas conjuntas que hagan más atractiva y competitiva nuestra demanda por vacunas. En este sentido, el Estado peruano se encuentra participando, conjuntamente con 177 países del mundo, de la iniciativa COVAX, la cual ha creado un fondo de financiamiento para que los países parte compartan con los laboratorios los riesgos asociados con el desarrollo de la vacuna. Se trata de una inversión por adelantado, que permitiría que el Perú, recién en el segundo trimestre del próximo año, tenga acceso a alrededor de 13 millones de vacunas. No obstante, si vemos lo que están logrado otros países de la región, la política exterior peruana se encuentra bastante atrasada.

La preocupación por este tema es mayor, al darnos cuenta que la conocida revista The Economist, ha señalado que el Perú recién va a iniciar su programa masivo de vacunación el año 2022, en otras palabras, no considera que el Perú pueda acceder a la vacuna el año entrante. Es obvio que algo se ha hecho mal. No solo somos un país pequeño, también nuestras autoridades tendrán que dar cuenta de porque uno de los países de mayor crecimiento de la región en la última década, se encuentra entre los últimos del continente en tener acceso a la vacuna. Habría que añadir que la inestabilidad política que ha vivido nuestro país, tampoco ha facilitado la toma de decisiones, más aún cuando están en juego cientos de millones de dólares. Solo para citar un ejemplo, debido a la crisis política del mes de noviembre, la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) no pudo cumplir sus obligaciones económicas con los concesionarios del Metropolitano, lo cual casi provoca la paralización del servicio. En este caso, nos encontramos frente a montos inferiores respecto a lo que puede implicar un contrato con un laboratorio internacional.

Mientras tanto, el presidente Francisco Sagasti ha propuesto recientemente a los países miembros del Foro para el Progreso de América del Sur (PROSUR), la creación de un fondo “para la constitución de seguros que respalden los esfuerzos de los países en sus negociaciones para el acceso a la vacuna contra la COVID-19” (RPP 14/12/2020). Lo curioso es que dentro del ámbito de PROSUR, como bien lo desarrolla Clemente Rodríguez, se vienen dando declaraciones desde el mes de marzo que hacen énfasis en la necesidad de enfrentar conjuntamente la pandemia, con muy pobres resultados. Incluso la cumbre realizada hace pocos días, finalmente no recogió la propuesta del presidente peruano, y solo terminó reafirmando en su declaración final, una vez más, la necesidad de “promover la cooperación regional con el fin de alcanzar un acceso universal, equitativo y oportuno de la inmunización contra el COVID-19” (punto 4) y de “impulsar la cooperación internacional, incluyendo la Cooperación Sur-Sur y Cooperación Triangular, (…) y fortalecer la coordinación entre las autoridades responsables de la cooperación de los países miembros de PROSUR” (punto 8). Poco o nada.

(Ilustración: elextremosur.com)